Fotos y textos: Yuri Hooker Mantilla
CATARINDO, MATARANI, PUNTA HORNILLOS Y ANCUPITA:
Después de nuestro largo y maravilloso viaje por el altiplano, el día 25 de noviembre por la llegamos a orillas del mar, con muy buenas reservas de glóbulos rojos en nuestra sangre, fruto de los días de hipoxia vividos. Con nosotros viene Ulrich Zanabria, egresado de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA). A Ulrich solo lo conocía solo por e mail por sus constantes y entusiastas consultas sobre vida submarina. En los días siguientes días demostraría ser un buen buzo (y biólogo) y un gran amigo. Nuestro centro de operaciones sería el Instituto de Investigación y Desarrollo Hidrobiológico, en la playa Catarindo, donde fuimos recibidos muy cordialmente por su director Graciano del Carpio. En esta época el edifico está completamente vacío, pero la cama para dormir, una mesa de laboratorio y agua dulce es todo lo que necesitamos para trabajar.
Aquí permaneceríamos por 4 días, nuestras áreas de buceo seleccionadas eran el entorno de Catarindo, las islas de Matarani y la inaccesible costa de Punta Hornillos.Playa Catarindo
Para mí, uno de los lugares de buceo principales de la expedición era la zona de Punta Hornillos y sus playas escondidas, uno de los pocos lugares del litoral peruano donde nunca buceé. Los amigos de la UNSA me comentaron varias veces de lo maravilloso del lugar, fuera y bajo el agua, y tenía que verlo.Partimos de puerto Matarani navegando rumbo al norte por un magnífico litoral donde numerosos buzos artesanales extraen mariscos…
… y lamentablemente también algas pardas en grandes volúmenes. Digo lamentablemente pues en esta época no había ningún control y la depredación tenia magnitudes preocupantes si se considera que de estas praderas depende la supervivencia la gran mayoría de peces e invertebrados del litoral sur. Gracias a una campaña de alerta, las autoridades establecieron un control más estricto que esperamos dure lo suficiente hasta que este importante recurso se recupere y sea adecuadamente manejado.
Philippe no nos acompaña pues cayó abatido por algún germen culinario… creo que debió hacer el esfuerzo porque se perdió de una gran experiencia. Tras 2 horas de navegación y tras pasar por Punta Hornillos, llegamos al lugar que andaba buscando, las playas de Honoratos y Ancupita. Ahora que ya conozco todo el litoral peruano puedo decir con seguridad que Ancupita es uno de los accidentes geográficos más bellos del litoral, parece ser una antigua quebradas que se ha hundido en el mar generando una ensenada de más de 500 metros tierra adentro, con aguas cristalinas y totalmente calmas.
Sin embargo, bajo el agua, no había muchas esponjas, más que las incrustantes comunes (excepto un par de especies potenciales por revisar).
Cerca de allí hay un hotel en playa San Jose, un lugar muy lindo, pero que lamentablemente la actividad que más se promociona es la caza submarina. Personalmente me parece inmoral cazar por diversión o deporte, no importa si son venados o peces. El actual estado de crisis en la que se encuentran gran parte de la fauna silvestre (acuática y terrestre) por depredación (a cualquier nivel), y los cambios de mentalidad a nivel mundial sobre la necesidad de conservar lo que aun nos queda, hace que este tipo de estimulo a la caza por placer nos devuelva a tiempos en que se creía que nada se acabaría o a personas muy poco enteradas. Hay que leer un poco más para que se tome conciencia de lo que estamos haciendo?Terminado el primer buceo, emprendimos el regreso para bucear en los impresionantes callejones de Punta Hornillos, otro lugar digno de verse...
y las esponjas estuvieron por todos lados. La diversidad era importante…
A esta profundidad encontramos nuestras primeras esponjas, pero lo limitado del tiempo no nos permitía seguir todo el protocolo de colecta por lo que solo tome fotos de los especímenes y los colecté “al paso”. Ya en laboratorio se tomaría medidas y se fotografiarían los detalles.
Según subíamos se observaba la zonación de las esponjas, variando las especies en pocos metros, un excelente muestrario!
encontramos muchas esponjas que nunca vimos antes, por ejemplo una Aplysinidae muy interesante o esta Demospongia que crece entre los zoantarios
El día 29 de noviembre emprendimos viaje hacia Camaná desde donde iríamos a bucear a la famosa caleta de Quilca. Cuando llegamos al hotel, Manuel Vílchez, uno de mis alumnos de la UPCH, ya nos esperaba esperando.
Quilca es parte importante de nuestra historia pues se menciona que era ahí donde Miguel Grau escondía su legendario buque Huáscar cuando era buscado intensamente por toda la flota chilena durante la guerra. Sus misteriosas desapariciones que lo convertían en un buque fantasma se debían a que la ensenada de Quilca es invisible desde el mar.
Quilca está enclavada en medio de la nada. Para llegar ahí se viaja casi una hora por una estrecha carretera de arena que parece no va a ningún lugar, rodeada de lava y ceniza volcánica blanca como la nieve y que, inesperadamente, termina en una pequeñísima caleta surrealista donde la actividad de los pescadores bulle intensamente.
Al solo tocar el fondo marino fuimos recibidos por un pasivo tiburón pinta roja Schroederichthys chilensis que se dejo fotografiar como quisimos.
El lugar fue muy bueno, poca abundancia pero buena diversidad de esponjas, algunas raras también
la mayoría incrustantes como es típico de zonas costeras en la provincia biogeográfica peruana.
Y vimos muchos animales interesantes como el omnipresente nudibranquio Phidiana lottini
Después de 2 días de buceo donde Philippe se reencontró con el mar y la historia, incluyendo restos arqueológicos que abundan en el lugar, emprendimos viaje nuevamente…
Destino: San Juan de Marcona!!
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